Los Fondos Estructurales y el Fondo de Cohesión se inscriben en el marco de la política estructural de la Comunidad destinada a reducir la distancia entre los niveles de desarrollo de las regiones y Estados que integran la Unión Europea.

Ya el Tratado de Roma, que en 1957 supuso el germen de la actual Unión Europea, establecía la necesidad de promover, mediante la creación de un mercado común, el desarrollo armónico de las actividades económicas en el conjunto de la Unión.

Pronto se advirtió sin embargo que la fuerza del mercado no podía garantizar la deseada cohesión y reducir las diferencias entre las diversas regiones y Estados, y la Comunidad se fue implicando progresivamente en el desarrollo de una política estructural común.